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PARASHAT HASHAVÚA: MIKETZ

El agua y el aceite no se mezclan, es una ley de la vida. Las explicaciones científicas abundan en conceptos como polaridad y densidad, y el lenguaje cotidiano utiliza con frecuencia esa metáfora para caracterizar personas o elementos incompatibles.


Sin embargo, año tras año, la tradición judía coloca juntos al agua y al aceite. En otro notable ejercicio de precisión de nuestro calendario, encontramos que la parashat Miketz, que comienza con los sueños del Faraón de pie a la vera del Nilo (agua), se lee siempre en Janucá, cuando se evoca el milagro del aceite. En ambas historias, los líquidos juegan un papel simbólico muy significativo.


En sus sueños, el Faraón se encuentra parado a la vera del Yehor (referencia al Nilo). Cuatro veces aparece la palabra Yehor en los primeros 3 versículos de la parashá (Gén. 41:1-3). Esto no es casual. El Nilo no solo era una divinidad en Egipto, sino además la columna vertebral de su economía y fuente de su alimentación. Iosef interpretó cabalmente la señal y vio en los sueños del Faraón una clara referencia al futuro económico de Egipto.


En la historia de Janucá, en el proceso de purificación del Beit Hamikdash (Templo de Jerusalem) y de acuerdo al Talmud (Shabat 21b), se encontró aceite solamente para un día. Pero ocurrió el milagro y este duró ocho días, tiempo necesario para la consecución de óleo fresco. En cierto sentido, el “pequeño” milagro del aceite representa a los “grandes” milagros que rodean la gesta de los macabeos. Durante los días de Janucá, en la Amidá adicionamos el pasaje Al Hanisim, en donde afirmamos: “Entregaste a los fuertes en manos de los débiles, a los numerosos en manos de pocos, a los malos en manos de los buenos, y a los arrogantes en manos de los que aman y practican Tu Torá.”
Si el agua y el aceiten no se mezclan, entonces, en este shabat de Janucá, sería lógico preguntarse cuáles podrían ser los vínculos que unen la parashat Miketz con Janucá.


Encontré esta respuesta del rabino Shimon Avigal (Parperaot Beshiva Shearim, Bnei Brak 1992): "Miketz siempre se lee en el Shabat de Janucá. Hay 2025 palabras en la Parashá. Si tomamos la Guematria (numerología) de NER (vela), que es 250, y la multiplicamos por 8 - el número de días que prendemos las velas de Janucá - y le sumamos 25, la fecha en que comienza Janucá, el resultado es... 2025!” (¡Más claro, échele agua! ¡O aceite!)


Si después del anterior comentario no está del todo convencido, podemos buscar otras conexiones. El editor del Jumash Etz Hayim, del movimiento Masortí, (NY, 2001), enuncia dos similitudes al comienzo de nuestra parashá. En primer lugar, Janucá representa el triunfo de los débiles sobre los fuertes y, en los sueños del Faraón, las vacas y las espigas débiles son las que “triunfan” sobre sus pares más fornidos. Por otra parte, la parashá comienza con Iosef en la cárcel, quien termina siendo virrey de Egipto, mientras que Janucá se inicia con Israel oprimido y finaliza con el pueblo triunfante.


Mi querido amigo, el Rabino Gustavo Suraski, (en su comentario de Miketz 5767), establece otra conexión valiosa entre la historia de la Torá y Janucá. El denominador común entre Iosef y los macabeos no fueron sus sueños ni sus ideales sino su capacidad de hacerlos realidad; el primero, como administrador de la crisis de Egipto, y los segundos, en la liberación del Templo. Esa fue su marca en la historia.


Parashat Miketz y Janucá. A pesar de la química, el agua y el aceite aparecen juntos. Quizás podamos extraer otra enseñanza de esta “mezcla”. Como ya dijimos, el agua del Nilo representa la base de la alimentación. El aceite de la Menorá del Beit Hamikdash representa la luz espiritual que nutre nuestras almas. Nuestro desafío consiste en encontrar el balance adecuado que incluya a ambos, la satisfacción de nuestras necesidades materiales y espirituales.


Agua y aceite juntos. Como Iosef, debemos aprender a ser buenos administradores de nuestros recursos. Como los macabeos, seamos artífices de nuestro propio milagro.


Shabat shalom,
Rabino Gustavo Kraselnik,
Congregación Kol Shearith Israel, Panamá


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