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HAFTARAT VAIEJÍ

En la parashah Vaijí habíamos leído cómo los días del patriarca Iaacov tocaban a su fin y cómo éste bendice a sus hijos y les formula su último deseo, antes de fallecer.

En esta Haftarah es el ey David quien siente su fin próximo y quien hace su testamento, frente a su hijo, Shelomóh, quien lo sustituirá en el trono.

Los hechos del futuro habían ocupado la mente del patriarca, en ese momento de verdad, así como ocurre con el Rey David, preocupado esencialmente por el reino y por la continuidad de su hijo bienamado, Shelomóh.

Esta podrá quedar asegurada, únicamente, si el rey fuera fiel a la Torah de Mosheh, en todos sus detalles y minucias, no en las generalidades de la misma.

Las palabras de David en el vers. 2 y 3 nos recuerdan, en primer lugar, las palabras de Mosheh a su sucesor, Iehoshuah Bin Nun y, en definitiva, lo que la Tora pide y espera de todos los reyes de Israel.

La misma Tora prescribe, en cuanto a la conducta del rey se refiere: "Cuando el rey se siente sobre su trono real, habrá de escribir una copia de la Torah, ésta, sobre un libro (que copuará de ante los cohanim y los Levitas).  Ella estará con él y él leerá en este libro todos los días de su vida para que aprenda a venerar a Adon-i su D?s, observando todas las palabras de la Tora, ésta, y las leyes éstas, para cumplirlas, para que no se enaltezca su corazón por sobre sus hermanos y para no apartarse de este precepto, ni a la derecha ni a la izquierda, para que se alarguen los días de su reinado, él y sus hijos en el seno del pueblo de Israel" (Deut. 17:18-20)

Libro de Génesis y Haftarot en versión castellana
Traducción, supervisión, selección exegética,
notas y comentarios del Rabino Marcos Edery

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