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SHABAT SHEKALIM

Esta semana se lee la primera de las cuatro perashiot especiales del período anterior a Pésaj. Se llama Perashat Shekalim porque el maftir (regularmente la repetición de los últimos versículos de la sección o perashá leída), es un párrafo de Perashat Ki Tisá, que trata sobre la obligación de todo varón de Israel de ofrendar medio shekel para el Santuario.

Cuando el Sagrado Templo estaba en pie, tanto el Primer Templo como el Segundo, y también el Santuario o Mishkán construido en el desierto, existió la mitzvá positiva por parte de cada judío, de contribuir con medio shekel una vez por año para la compra de las ofrendas comunitarias que debían traerse al Templo, con fecha límite hasta Rosh Jódesh Nisán (comienzo del mes de Nisan).

Por lo tanto en Rosh Jódesh Nisán se hacía una proclama pública ante todo el pueblo, para que trajeran su medio shekel en término. No obstante eso, quince días antes, o sea el 15 de Adar (Purim en las ciudades amuralladas), los recolectores solían sentarse en cada ciudad solicitando el adelanto voluntario del medio shekel. Los rabinos fueron aún más lejos, y establecieron la lectura pública de Perashat Shekalim en el Shabat anterior a Rosh Jódesh Adar, a modo de llamado a fin de recordarles que trajeran el medio shekel a tiempo.

Hoy día, aun cuando el Templo no haya sido (todavía) reconstruido ni se colecte para las ofrendas comunitarias, el concepto del medio shekel sigue siendo relevante para nosotros. Dicen nuestros Sabios que es la barrera para defendernos del Amalek que amenaza en cada época, barrera que Hamán trató de vencer en el reino medo-persa de 2300 años atrás, cuando intentó exterminar al pueblo judío. Este perverso ministro le ofreció al rey Ajashverosh (Asuero) la suma de diez mil kikar kesef (monedas de plata) para ser autorizado a matar a los judíos. ¿Y a cuanto dinero esto equivalía? Pues al medio shekel por varón mayor de veinte años aportado por todos los judíos, allí en su travesía por el desierto (y luego en Jerusalem). Eso los hizo acreedores a la salvación Divina. Pero Hamán no lo sabía; no contaba con ese medio shekel que cada judío había dado y al cual el Talmud se refiere como "la cura antes de la enfermedad".

A medida que aprendemos la historia de Purim, es posible para cada uno de nosotros encontrar fuerzas para vencer a Amalek, la personificación de la negación y de la falta de fe en el Todopoderoso, y así rescatar la luz Divina que disipa la aparente oscuridad de un mundo en el que D-s oculta Su rostro. Fue por el mérito de ese medio shekel que se revirtió el edicto de Hamán contra los judíos; porque la naturaleza inherente del medio shekel es capacitarnos y darnos la comprensión necesaria para contraatacar a Hamán...

También simboliza la unidad de "Ish Ejad Belev Ejad" (expresión usada para describir la unidad del pueblo de Israel cuando acampó en el Monte Sinai: "como un solo hombre con un solo corazón"); ese mismo pueblo al cual tanto trató Hamán de desunir y destruir. Como afirman nuestros Sabios, cuando cada judío, rico o pobre, aporta su medio shekel (contribuye al erario de su comunidad), su acto sirve para enfatizar el hecho de que él forma parte de un todo"...

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