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PARASHAT HASHAVÚA: TETZAVE

Por el Rabino Rami Pavolotzky,
Congregación B´nei Israel, Costa Rica

La Torá y lo cotidiano

La mayor parte de la parashá de esta semana está dedicada al tema de los ropajes de los sacerdotes. Se describen minuciosamente las vestimentas que habrían de usar Aarón y sus hijos para servir en el Santuario, y se detalla en especial el majestuoso atuendo del Sumo Sacerdote.

Tan pormenorizado relato ha motivado numerosas interpretaciones: Maimónides opina que la vestimenta de los sacerdotes tenía por finalidad despertar respeto, aun en aquellas personas que prestan atención únicamente al aspecto exterior de los hombres ("Guía de los Perplejos" 3:45). Una opinión similar es la que sostiene Najmánides, quien agrega que, en la época bíblica, los reyes y sus familias solían utilizar vestimentas parecidas a las de los sacerdotes (véase su comentario a Éxodo 28:2). Otros comentaristas prefieren interpretar la descripción de los ropajes sacerdotales en forma alegórica, intentando mostrar que, tras los numerosos detalles que regala el texto, se hallan ocultos profundos significados religiosos y espirituales.

Detrás de tan diferentes explicaciones, se halla implícita la pregunta acerca de por qué la Torá dedica tanto espacio a la descripción de algo tan cotidiano y mundanal como es la ropa de los hombres, aun cuando se refiere a hombres tan especiales como los sacerdotes. ¿Acaso la Torá no debería ocuparse de temas más elevados y celestiales? ¿Acaso no esperaríamos que nuestro libro más sagrado se consagrara al relato de los hechos del espíritu? ¿No deberían los preceptos religiosos regular nuestras cualidades éticas y morales, en lugar de legislar, como en este caso, sobre nuestra forma de vestir?

No cabe duda de que la Torá busca hacernos mejores personas, más sensibles al sufrimiento humano, más conscientes de los milagros cotidianos, más permeables al mensaje de Di-s. Pero lo hace justamente a través de nuestra cotidianeidad. La Torá establece una rutina diaria que tiene que ver con nuestro cuerpo y lo que hacemos con él. Pensemos por un momento en los preceptos religiosos judíos más conocidos: comer kasher, ponerse Tefilín o Talit, descansar en Shabat y festividades, dar tzedaká, visitar a los enfermos, consolar a los deudos. todas estas reglas tienen que ver con acciones físicas concretas. El plan que nos propone la Torá es el de poner nuestro espacio cotidiano al servicio de Di-s, santificar lo profano. Como escribió Abraham J. Heschel: "El judaísmo nos enseña de qué modo hasta la gratificación de necesidades animales puede ser un acto de santificación. El dador de la vida no nos pidió que despreciáramos nuestra breve y pobre vida, sino que la ennobleciéramos; no nos pidió que la sacrificáramos, sino que la santificáramos" ("El hombre no está solo", capítulo 25). Por estas razones, creo que no debería llamarnos tanto la atención el hecho de que la Torá dedique un espacio tan amplio a la descripción del ropaje sacerdotal. De hecho, más bien debería habernos extrañado la posibilidad de no encontrar preceptos religiosos relacionados con nuestro vestir. Cada día, cuando nos levantamos y nos vestimos, bendecimos a Di-s diciendo malbish arumim, "el que viste a los desnudos": también al vestirnos podemos traer algo de santidad a este mundo.

Shabat shalom,
Rabino Rami Pavolotzky

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