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PERLITA DE LA PARASHÁ NITZAVIM - VAIELEJ

Por el Rabino Gustavo Kraselnik,
Congregación Kol Shearit Israel, Panamá



Vaielej, la antepenúltima parashá de la Torá , consta de tan solo 30 versículos - todo el capítulo 31 del Séfer Devarim (Deuteronomio) - siendo así la porción más corta de toda la Torá. Además , generalmente es leída junto a parashat Nitzavim que, al contener la poderosa idea de la renovación del pacto, termina por concentrar la mayoría de los comentarios.
De esta forma pareciera ser que Parashat Vaielej está destinada a vivir un poco alejada de nuestra atención. Sin embargo, podríamos pensar que en un intento por compensar este supuesto “abandono”, nuestra parashá tiene el privilegio de contener la última de las 613 mitzvot de la Torá : el precepto de escribir un Séfer Torá.

Basado en el versículo en el cual Dios indica a Moisés y a su discípulo Josué para que escriban el poema final de despedida, "Y ahora escribid para ustedes (Kitvú Lajem) el cántico siguiente; enséñaselo a los israelitas. Ponedlo en su boca…" (31:19) “, los sabios talmúdicos (Sanhedrín 21b) establecieron la obligación de cada uno de nosotros de escribir para sí mismo un Séfer Torá, aun en el caso de haber heredado uno de nuestros padres.

Y así lo codifica el Rambam (Maimónides, España siglo XII), afirmando que la mitzvá consiste en escribir un Séfer Torá; incluso sostiene que “el que escribe la Torá por su propia mano es como si la recibiera del Sinaí, y si no sabe escribirlo otros lo hacen por él. (Hiljot Sefer torá 7:1)

¿Cuál es el sentido del precepto? El Séfer Hajinuj (Rabí Aharon Halevi de Barcelona, siglo XIII) lo interpreta como una forma de tener acceso permanente al texto de la Torá : “Dios ordenó a cada judío poseer un rollo de la Torá para que pueda leer de él constantemente, y no deba ir a buscarlo a la casa de un amigo…” (Mitzvá 613)

En base a esta afirmación, la pregunta siguiente sería entonces por qué no alcanza con tener un Sefer Torá heredado sino que hay que escribir el propio. Nuevamente encontramos la respuesta en el Sefer Hajinuj: “Cada judío debe hacer el esfuerzo de escribirlo aunque sus padres le hayan dejado uno para así tener muchos rollos y así poder darle uno a aquel que no puede solventarlo.” (Idem)

Unos pocos años más tarde, uno de los grandes codificadores de la ley judía, Asher ben Yejiel, conocido como el Rosh (Alemania y España siglo XIII), realiza una interpretación innovadora de la mitzvá: “hoy en día que se escribe un Sefer Torá y se lo guarda en la sinagoga para leer en público, es una mitzvá…hacer escribir Jumashim, (Torá para estudiar) Mishnaiot, Guemarot (torá oral) y comentarios para estudiarlos junto a sus hijos” (inicio de Hiljot Sefer Torá). En otras palabras, la propuesta del Rosh es que el cabal cumplimiento de la mitzvá consiste en armarse una biblioteca judía para leer y estudiar.

Trasladada a nuestros tiempos, la última de las 613 mitzvot plantea una paradoja. Por un lado, armarse de una buena biblioteca de temas judaicos es significativamente más fácil y económico que para cualquiera de nuestros antepasados. El costo de los libros y la distribución de los mismos permiten el acceso a cualquier tema con relativa simpleza. Por el otro, ¿cuántos de nuestros contemporáneos, dedican tiempo a la lectura y el estudio?

Dice la Torá : Kitvú Lajem, “Escribid para ustedes”. Mientras que sus antecesores (y muchos posteriores) enfatizaban el verbo, el Rosh puso el acento en el destinatario de la acción: “Para ustedes para estudiarlos junto a sus hijos”. Copiar el texto no es suficiente. Es necesario hacerlo propio y eso sólo se logra mediante su lectura y su estudio.

Será también nuestro ejemplo el que marque el rumbo a nuestros hijos, tal como maravillosamente lo expresara uno de los grandes maestros jasídicos, el Rabí Menajem Mendel de Kotzk (Polonia siglo XIX):

Si realmente quieres que tus hijos estudien la Torá , estúdiala tu mismo en presencia de ellos. Seguirán tu ejemplo. De lo contrario, ellos mismos no estudiarán la Torá sino que simplemente le dirán a sus hijos que lo hagan.

Shabat Shalom

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