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PERLITA DE LA PARASHÁ KI TETZE

Por el Rabino Rami Pavolotzky,
Congregación B’nei Israel, Costa Rica

Aceptar ayuda en forma activa

Uno de los versículos de la Parashá de la semana dice: “No habrás de ver el asno que es de tu hermano, o su buey, caídos en el camino y te ocultes de ellos; levantar habrás de levantar con él” (Deuteronomio 22:4). Rashi explica que lo que aquí se regula es el precepto de levantar la carga caída de un animal. El mismo comentarista detalla que la obligación de ayudar a descargar la carga de un animal se encuentra en el versículo “Cuando vieres al asno que es de tu enemigo, que yace bajo su carga, no te abstengas de ayudarlo, ayudar habrás de ayudar junto a él” (éxodo 23:5).

En nuestro versículo se habla de “tu hermano”, mientras que en el éxodo se habla de “tu enemigo”. Najmánides explica que, dado que allí se ordena un precepto positivo con respecto al enemigo, se nos quiere enseñar que en situaciones de dificultad y sufrimiento debemos olvidar el rencor que sentimos y hacer prevalecer la fraternidad. De hecho, según explica el rabino Edery en su comentario, uno de los objetivos de este precepto es el de reprimir nuestros malos instintos con respecto al enemigo.

Los sabios también aprendieron de estos dos versículos que una persona puede cobrar por ayudar a cargar un animal, mas por ayudar a descargar no está autorizado a recibir recompensa alguna, ya que en este caso prevalece el precepto de tzaar baalei jaim, es decir que se debe evitar el sufrimiento del animal. Quizás lo que más llame la atención en estos dos versículos es que ambos concluyen con la palabra hebrea imo, “con él” o “junto a él”. La interpretación literal de esta palabra es que debemos ayudar a cargar o descargar junto al dueño del animal. Este detalle es un poco extraño, ya que en primera instancia uno diría que la intención de la Torá es que si uno va por el camino y ve un animal y su dueño en dificultades, debe colaborar unilateralmente, sin esperar nada del otro. Sin embargo, parecería que la obligación recae tanto sobre quien se pasea por el camino como sobre el que lleva su animal. ¿Cómo podemos entender esto? El Talmud explica que la intención de la Torá es evitar que el dueño del animal se siente a descansar y diga “tuya es la obligación, si quieres vuelve a cargar al animal”. En ese caso, la persona queda exenta de ayudar al dueño (Baba Metzía 32:1). Por lo tanto, el final imo, “junto a él”, viene a enseñar que la responsabilidad aquí es mutua: tanto el dueño del animal como quien viene por el camino deben obrar juntos para liberar al animal de su sufrimiento. Si bien este versículo aparenta tener una aplicación muy limitada, podemos aprender de él un principio amplio y general: cuando alguien te da una mano, no solo se espera que agradezcas, sino que también te esfuerces para mejorar tu situación. Como lo expresara Rabí Menajem Mendel de Kotzk: se ayuda a una persona desde el cielo a adelantarse en el estudio de la Torá y el cumplimiento de los preceptos, con la condición de que la persona se esfuerce por mejorar día y noche.

Cuando tenemos un problema es sano pedir ayuda a tiempo, es saludable aceptar la ayuda que nos prestan y es loable expresar nuestro agradecimiento por lo que recibimos. Sin embargo, ser íntegros implica además hacer un esfuerzo personal para salir adelante. El mundo que nos rodea no puede por sí solo resolver nuestros conflictos; puede, más bien, ayudarnos a ponernos de pie nuevamente, acomodar nuestra carga y seguir adelante.

Shabat shalom

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