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PERLITA DE LA PARASHÁ KI TAVO

Por el Rabino Joshua Kullock,
Comunidad Hebrea de Guadalajara, México


Autenticidad y relevancia son dos términos muy importantes en lo que se refiere a las tradiciones que cada pueblo hereda y se compromete a encarnar en su práctica cotidiana. Autenticidad remite al valor socio-histórico de los textos y tradiciones particulares, y la posibilidad de sostenerlos en el tiempo por generaciones y generaciones, mientras que relevancia implica el nivel de empatía que nosotros en nuestra vida cotidiana podemos establecer con aquellos valores y principios sostenidos por nuestra propia milenaria tradición. Es decir, a mayor empatía, mayor el grado de relevancia que tiene el legado cultural; cuanto menor el despliegue de las tradiciones en la práctica, mayor el sentido de lejanía que se genera entre el pueblo y sus costumbres de antaño.

En este sentido, y como ya lo ha remarcado el Profesor Mijael Rosenak de la Universidad Hebrea de Jerusalem, entre autenticidad y relevancia se establece una suerte de tensión que puede llegar incluso a caer en contradicción interna. Esto ocurre porque a medida que pasa el tiempo, y el pueblo o comunidad entra en contacto con los cambios que se van sucediendo en el mundo, muchas veces, para que una tradición siga siendo relevante, se la va “ajustando” gradualmente a su contexto actual, en detrimento de su autenticidad original. Es por ello que Rosenak sostiene que la Tradición de Israel siempre ha desarrollado un proceso de “traducción parcial” de los valores y sentidos históricos que se van incorporando a las nuevas realidades. Si no existiese ese estadio de traducción, el judaísmo hubiese desaparecido hace muchos siglos. Si la traducción se diese en términos totales, posiblemente ya no quedaría ningún vínculo real con los orígenes de nuestro pueblo.

La razón por la que menciono todo esto encuentra su base y fundamento en tres de los versículos de la Parashá de esta semana, los cuales cito a continuación:

En el día de hoy, Ad-nai tu Ds te ordena cumplir con estos estatutos y decretos. Y los cuidarás y los habrás de cumplir con todo tu corazón y con toda tu alma. Has declarado a Ad-nai hoy que él es tu Ds y que habrás de caminar por Sus sendas, guardando Sus estatutos, Sus mandamientos y Sus decretos, y que escucharás Su voz. Y Ad-nai ha declarado hoy que tú eres pueblo suyo, como te lo ha prometido, para que guardes todos Sus mandamientos. (Deuteronomio 26:16-18)
Lo que llama la atención en este pasaje, con el estilo característico del último libro de la Torá, es la repetición por triplicado de la palabra “hoy:” Hoy el pueblo se compromete a cumplir; Hoy el pueblo declara su fidelidad; Hoy Ds declara la suya. En este contexto, y a partir de esta repetición poco común de la palabra HaIom (“Hoy”), el Midrash nos enseña: “¿Qué significa ‘En el día de hoy, Ad-nai tu Ds te ordena cumplir’? ¿Acaso hasta ahora no le había ordenado nada el Santo Bendito Sea al Pueblo de Israel? ¿Acaso ya no habían pasado cuarenta años [en el desierto]? […] ¿Por qué dice entonces ‘En el día de hoy’? Porque nos quiere enseñar que así le dijo Moshé a Israel: Que todos los días sea la Torá querida por ustedes como si el día de hoy la estuviesen recibiendo del Sinaí” (Tanjuma Ki Tavo, 1).

Este fantástico Midrash no hace más que recordarnos uno de los principios fundamentales de nuestra tradición: somos nosotros los responsables de ver la Torá con ojos renovados, con la misma sorpresa y misterio con los que la recibimos la primera vez. Somos nosotros los que debemos equilibrar entre autenticidad y relevancia para no perder empatía ni contacto con el texto y con todo aquello que se desprende de él. Somos nosotros los únicos que podemos adaptar la Torá a nuestra realidad, al mismo tiempo que leemos esa realidad bajo las claves que nos ofrece la Tradición de Israel, ya que solo así lograremos que el amor que nos une al pacto concertado en el Sinaí no disminuya ni se apague.

Franz Rosenzweig nos enseñó que la Revelación es el hito que marca la relación que se establece entre Ds y el Hombre, a partir del llamado divino y la respuesta humana. Abraham Joshua Heschel nos enseñó que dicha Revelación se produce siempre en presente continuo, en tanto somos capaces de oír la Voz de Ds. Por todo eso es que nosotros somos, entonces, los que tenemos que trabajar por poder seguir estudiando la Torá, encarnando al mismo tiempo los principios de nuestra tradición, que también Hoy siguen siendo tanto auténticos como relevantes.

Shabat Shalom uMeboraj!

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