Buscar este blog

LECTURAS COMPLEMENTARIAS

LA LEYENDA DE LOS LAMEDVÓVNIKES
Hirsch Glik

Las leyendas populares judías son múltiples y diversas. A veces, la presencia de una persona singular hace resurgir el recuerdo de los lamedvóvnikes (la suma de las letras L y V en hebreo equivalen a 36). Según esta tradición, por el mundo circulan sin sitio fijo treinta y seis santos varones. Su presencia adopta las formas más imperceptibles, más humildes, de modo tal que puedan hacer el bien en el más discreto de los anonimatos. Así encubiertos, pueden preservar a los seres humanos de los males que los acechan.
En un suburbio de Vilno (Vilne en ídish), en la calle Pequeña Sznipiszok (Wilkomirska 118), a comienzos de la década del '20 de nuestro siglo, vivía un humilde botellero llamado Vélvl Glik. Era un hombre de una religiosidad tan profunda y una honestidad tan incuestionable, que muchos sospechaban -entre veras y burlas- que era uno de los treinta y seis santos varones (lamedvóvnikes). Si alguien le otorgara valor a la leyenda, si le atribuyera a Vélvl Glik el papel de benefactor anónimo, no dudaría en sostener que una de sus obras más pías la realizó a través de su hijo Hirsch.
¿Cuánto bien puede hacer un hombre? Si ese hombre es un poeta, ¿cuántas almas pueden ser arrancadas del más profundo abatimiento por sus palabras entusiastas? Y si ese poeta atraviesa las circunstancias más duras que puede atravesar un pueblo, ¿cuántas fuerzas puede reclutar su poesía, cuántas esperanzas y cuánta voluntad de combate pueden nuclearse en torno de unos versos?
Quizá el destino más noble de un poeta sea el de perdurar a través de sus obras. Si la obra es un canto, y esa canción es del pueblo que en las circunstancias más extremas, con un pie en el infierno, puede apoyar gracias a ella el otro pie en el futuro, perdurará el autor en los estremecimientos de su poesía. Si es militante de una causa, y su aliento es una fuerza en esa causa- se hará inmortal a través de un himno. El hijo del humilde Vélvl, el joven poeta Hirsch Glik, compuso en el campo de trabajos forzados de Resze, durante la ocupación alemana, el Himno de los Partisanos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario