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Ecos de Iamim Noraim

Hay momentos en la vida que atraviesa una persona, que generan distinto tipo de sentimientos y sensaciones. Pero creo que sería difícil encontrar uno que replicara el estallido emocional que genera Iamim Noraim.

Las llamadas Altas Fiestas (que de hecho son más trágicas que festivas) tienen el poder y la magia de desplegar un espectro de sensaciones y sentimientos sumamente amplio y diverso a lo largo de los momentos que compartimos.

La sinagoga colmada, de personas yekesher vivencias, de cuerpos físicos e historias que cada uno trae para presentar ante Dios como ofrenda sagrada. Cada uno de nosotros trae consigo lo más preciado que tiene: su historia, su vida, su intimidad.

Entre el tumulto de gente, nos encontramos en soledad ante el Eterno para colocar alas a nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras voces. En música y melodía, en palabra y estudio, nos encontramos para acompañarnos en el enorme proceso de introspección personal y comunitaria a la que nos convoca los Aseret Iemei Teshuvá (10 días de introspección).

Buscando respuestas, formulando preguntas, siguiendo las pistas de nuestros rezos, el orgullo se cambia por humildad, la soledad por acompañamiento y cuidado, el dolor y la tristeza por alegría y esperanza.

Hacia el final de Nehilá (el cierre de Kipur), terminamos bamboleando nuestros cuerpos al ritmo de la música y la melodía, bailando de alegría para dar comienzo a la semana (que en este caso sí) de mayor alegría de nuestro calendario: Sucot. Se juntaba la alegría de haber compartido tantas emociones con la alegría, que es Mitzvá en sí misma de la festividad de Sucot.

Vivimos y compartimos la vista de las estrellas desde la Sucá y la visita de nuestros Ushpizín (invitados de honor) y estudiamos acerca de decenas de significados de esta fiesta. Pedimos Brajot (bendiciones) para los 4 puntos cardinales, uniendo los cielos y la tierra, para poder traer bendición a nuestro mundo.

Y finalmente, terminamos cerrando la alegría con bailes, juegos, música y diversión en Simjat Torá. Nuestro Tzevet de Madrijim preparó un bingo musical maravilloso que se combinó con las mejores canciones que nuestro staff profesional, integrado por Deby Pinsón y Dany Cukierman, nos regalaron. Y lo más importante: nuestros chicos. Abrimos el rollo de la Torá para acercarnos a él y bailar a su alrededor. Llenos de alegría, cuánta emoción, cuántos sentimientos…

Y cuánto más queda por hacer…

Vení, sumate a esta gran familia que cada día se hace más y más hermosa…

Seminarista Ioni Shalom

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