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PERLITA DE LA PARASHÁ SHLAJ LEJÁ

B”H
Una Tierra que mana leche y miel nos está esperando
Por el Rabino Ariel Oliszewski
Sociedade Israelita da Bahía - Brasil
Esta semana la Torá nos narra acerca de lo acontecido con los espías que manda Moshé a la Tierra Prometida para ser investigada, puesto que había que cerciorarse si era factible o no ingresar allí.
Como bien se conoce la historia, diez de los espías al regresar de la expedición, argumentaron que era imposible entrar, ya que allí se encontraron con gigantes que cuidaban la tierra, e incluso intentaron convencer al pueblo de que hubiera sido mejor quedarse en Egipto. Comentario, que obviamente generó en el pueblo un sentimiento de desánimo y fracaso.
Sin embargo, tan solo dos representantes de las tribus, Iehoshua bin Nun y Kalev ben Ifuné, comentaron totalmente lo contrario. Argumentaron que era una Tierra espectacular, alentando al pueblo a confiar en la promesa Divina, ya que lo que ellos habían visto era una “Tierra que mana leche y miel”.
El final de la historia, lo conocemos todos. El pueblo optó por seguir a la mayoría, y así, generar el enojo Divino, Quien decretó que esta generación no ingresaría a la tierra prometida, por no tener confianza después de tantos acontecimientos vividos, y sabiendo que jamás Di-s los abandonó.
Hasta aquí la historia. Ahora bien, si nos ponemos a pensar un instante, ¿qué es lo que nosotros hubiéramos hecho? Seguramente, que si alguno de nosotros hubiera estado allí, hubiera optado por seguir a la mayoría, ya que razonando un poquito, veinte ojos ven más que cuatro.
Sin embargo me surge otra pregunta, más allá de la respuesta que ya conocemos, y es ¿Quiénes tenían razón, los diez espías o Iehoshua y Kalev?
La respuesta es que ambos estaban en lo correcto, tanto aquellos que decían que era una tierra de gigantes, como aquellos que decían que era una tierra que mana leche y miel.
Pero, no obstante esto, Di-s decide castigar al pueblo, impidiéndoles la posibilidad de entrar a la tierra prometida, y teniendo que quedarse cuarenta años deambulando por el desierto.
¿Por qué? ¿Por haber mentido? ¿Por hacerle creer al pueblo una verdad equivocada?, no fue justamente por esto el castigo.
Era cierto aquello que comentaban de los gigantes y los pueblos que allí habitaban, sin embargo en ningún momento Di-s había dicho que se los iba a dejar solos para el ingreso y que no los acompañaría y ayudaría. Justamente esto fue lo que provoco la ira de Di-s: la desconfianza hacia Su poder.
Del mismo modo, muchas veces nos ocurre lo mismo a nosotros ya que conocemos la verdad, pero le tenemos miedo al triunfo, a salir exitosos, a no confiar y arriesgar.
La Torá esta semana nos está dejando un mensaje realmente sencillo, pero por sobre todas las cosas muy sabio. Simplemente debemos confiar en Di-s. Debemos saber que nunca nos abandonará, y que no nos dejará bajo ninguna circunstancia solos.
Seguramente debamos en nuestras vidas, atravesar diferentes caminos, los cuales estarán colmados de obstáculos, eso es cierto. Seguramente ocurrirá que veamos a los gigantes que están en la entrada de la ciudad, y que querrán impedir que nosotros ingresemos, eso también es muy cierto. Pero, todos esos obstáculos están allí porque Di-s confía en que nosotros podremos superarlos, y una vez sorteados, la tierra que mana leche y miel, allí estará esperándonos para disfrutarla.
Como dicen nuestros Sabios de Bendita Memoria, “Si Di-s no confiara en que podemos superar ese escollo en el camino, seguramente este no estaría allí”.
Debemos saber que no estamos solos en el mundo. Siempre con la ayuda de Di-s podremos salir adelante, sin olvidarnos, que también contamos con aquellos que nos rodean, y que nos darán seguramente una mano para que podamos salir adelante.
Quiera Di-s podamos aprender de nuestros Sabios, comprendiendo cuán importante es la fe, ya que nos dará fuerzas para seguir caminando, hacia un futuro de logros y crecimiento.
Shabat Shalom Umeboraj

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