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PERLITA DE LA PARASHÁ EKEV

Moshe relata todo lo sucedido a lo largo de los 40 años a la nueva generación, aquella que está a punto de ingresar a la tierra prometida, de la que mana leche y miel.

La semana pasada veíamos como volvía a enumerar los diez mandamientos. En este Shabat Moshe nos relata el suceso histórico de su aventura en Sinaí, la caída del pueblo ante el becerro de oro, y su retorno a los cielos para escribir nuevamente las tablas.

Con respecto a los 10 mandamientos, algunos comentaristas discrepan si acaso realmente contarlos como diez. El primero de ellos ya es conflictivo: “Yo soy Adon-i tu Di-s, que te sacó de la tierra de Egipto de la casa de la esclavitud”. Donde está aquí la ley? Qué se nos ordena? Algunos exégetas dicen que esto es apenas una introducción, una presentación del legislador, para dar la autoridad que merece la ley. Sin embargo otros opinan que en realidad, el mandamiento aparece sobre el final de la frase. “Te saqué de la casa de la esclavitud”, o sea, sabe y aprende el valor de la libertad. Ya no sos esclavo, ser libre es la primera de las leyes. Pero ojo. Ser libre no implica hacer lo que quieras. Se libre pero dentro de normas que te hagan ser humano. Humano, contigo, con los demás y con Di-s. Por eso te doy el resto de los mandamientos.

El otro mandamiento que entra en conflicto es el último. “No codiciarás”. Cómo ordenar sobre un sentimiento? Podemos ser ordenados a amar a alguien en particular, o a odiarlo? Este es el único de los diez que no opera sobre algo concreto, sobre una acción concreta, sino sobre un sentimiento. Dicen algunos comentaristas que hay que sacarlo de la lista y verlo como un premio. Aquel que logre cumplir con los primeros nueve, tendrá como bendición, el no ser codicioso.
Si sacamos este último mandamiento, nos quedan 9. Al contar 9 mandamientos el del medio es el quinto. Y así vemos como parte (o une) como una bisagra a los 4 de arriba con los 4 de abajo. Los 4 de arriba están relacionados con Di-s: Yo soy tu Di-s; No tendrás otros dioses, no utilizarás el nombre de Di-s en vano; cuidar el Shabat. Los 4 de abajo están relacionados con los hombres: No asesinar; no cometer adulterio; no robar; no prestar falso testimonio.

De esta manera el 5to funciona como unión entre el contacto con el prójimo y el creador: “Respetarás a tu padre y a tu madre”. Hacia arriba respeto a tu creador, tus creadores. Hacia abajo respeto a tu prójimo, porque ellos también lo son.
El respeto a los padres, valor imprescindible para la continuidad, para el respeto al creador y al prójimo.

Yo agregaría al mandamiento la frase: “respetarás a tus hijos e hijas”. Ponerse en su lugar. Sobre-protegerlos, Sobre-cuidarlos, Sobre-cargarlos, Sobre todas las cosas está de más. Respetarlos es darles también su propio lugar de crecimiento, su espacio de propuesta, darles parte de nuestro espacio y nuestro tiempo. Respetar es estar de manera equilibrada y sana con el otro. Todo lo que está de más, y sobre-pasa lo esperado da el efecto contrario, justamente hace que comience a faltarse el respeto.

El quinto mandamiento es el único que sobre el final dice cuál es su premio. No hay premios por hacer una Mitzvá. El premio es ese mismo, el haber hecho la Mitzvá. Sin embargo sobre el final del 5to dice: “... para que vivas”

Comenzar con el respeto en casa, a los padres, a los hijos, implica respetar hacia arriba al Creador, hacia abajo al prójimo. Para que vivas. Para que todos vivamos, de una manera mejor en este nuestro mundo.

Shabat Shalom!!!!
Rab. Ale Avruj
Extraído de www.cis.cl

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