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PARASHÁT SHOFTIM

En las lecturas anteriores del libro D'varim, hemos recolectado una enorme cantidad de preceptos que regulan y enriquecen la vida individual.  La Parashat Shoftim (Jueces), en cambio, nos provee de preceptos para el buen funcionamiento de la sociedad. Para ello, lo primero es tener leyes justas y adecuadas a las necesidades de una comunidad, y eso fue el rol histórico de la Torá.   Pero las leyes no tienen ninguna utilidad si no se cumplen.
Así, el primer desafío del pueblo de Israel fue internalizar la necesidad de cumplir con ellas.
El camino ideal, por supuesto, es la formación moral del hombre, educándolo en la fe y el amor a su Creador, lo que está consignado en el siguiente y en muchos otros preceptos:
Y amarás al Eterno tu Dios y guardarás Su observancia, Sus leyes y preceptos todos los días.
Enseñarles a vivir con sus compañeros:  Y amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Y preocuparse por la formación y la educación de las nuevas generaciones:
Y las enseñaréis (las leyes) a vuestros hijos para hablar de ellas al estar en tu casa y cuando andes en el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.
Si este camino de la conciencia y la educación no resulta, y sabemos que con frecuencia eso sucede, las consecuencias son la aparición de delincuentes y malhechores, de la que ninguna sociedad está exenta. En ese momento, se da la necesidad de imponer el cumplimiento de la ley, mediante mecanismos que la hagan imperativa.
En primer lugar, policía, cuyo deber es evitar las infracciones, mantener el orden y aislar los elementos peligrosos para la sociedad, hasta que su culpa o inocencia sea demostrada; y adicionalmente jueces, un sistema judicial, cuya tarea principal es establecer la culpa o inocencia de un sospechoso y sancionarlo de acuerdo a la ley, o arbitrar entre diferentes partes con base en esa misma ley.
De la rectitud y honradez de ellos depende la buena marcha de la sociedad y la seguridad personal de cada ciudadano. Por ello, la parashá de hoy comienza con las siguientes palabras:
Jueces y policías tendrás en todas tus ciudades que el Eterno tu Dios dio a ti y a tus tribus, y juzgarán al pueblo con toda justicia. No tuerzas el juicio, no conozcas rostros y no tomes soborno, porque el soborno ciega los ojos de los sabios y tuerce las palabras de los justos. Justicia, justicia perseguirás, para que vivas y heredes la tierra que el Eterno tu Dios, dio a ti.
La palabra “justicia” está repetida y reiterada, queriéndonos indicar que debemos perseguir justicia con justicia. Justicia a través de la justicia, esto es, con medios válidos y legítimos.
Lecciones absolutamente intemporales que trascienden el tiempo y la geografía y que pueden ser consideradas, sin duda, como patrimonio moral de toda la humanidad.

Shabat Shalom,
Por el Rabino Mario Gurevich,
Sinagoga Beth Israel, Aruba

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