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PARASHÁT REÉ

Torat Adonai Temimá, Meshivat Nafesh, afirma el salmista (19:8). “La Torá de Adonai es íntegra, reconforta el alma” y nosotros repetimos sus palabras cada Shabat y cada fiesta, en la primera parte de la plegaria matutina, cantándolas con entusiasmo, quizás anticipando el deleite del estudio del pasaje de la Torá que será leído ritualmente algunos momentos más tarde.

Para los comentaristas tradicionales, asumir la “integridad” de la Torá era no solo una responsabilidad necesaria para preservar la validez del texto frente a las amenazas externas, sino además, una maravillosa oportunidad para profundizar la lectura del texto. Buscando con minuciosidad las posibles “señales de alarma”, los exegetas anticipan nuestras preguntas y las responden con imaginación y creatividad, resolviendo las complejidades y brindando, a la vez, nuevas enseñanzas que enriquecen la experiencia del lector.

Al inicio de parashat Reé encontramos un ejemplo de esta dinámica. Dice la Torá (Deut. 11:26-28):  Mira, Yo pongo hoy delante de ustedes una bendición y una maldición. Bendición, si obedecen los mandamientos del Señor, su Dios, que hoy les impongo. Maldición, si desobedecen esos mandamientos y se apartan del camino que Yo les señalo, para ir detrás de dioses extraños, que ustedes no han conocido.

Una lectura atenta muestra que este pasaje, que expresa la noción del libre albedrío para optar o no por la observancia del pacto y las consecuencias de la elección, (bendición y maldición), comienza con un cambio de persona pasando del singular “mira” al plural “ustedes”. ¿Qué significa esto? Si Torat Adonai Temimá, si “la Torá es íntegra”, ¿cómo podemos explicar esta “confusión”? Más aún, ¿qué podemos aprender de esta modificación?

En su comentario, Abraham Ibn Ezra (nació en España en 1092 y murió en Narbona, al sur de Francia, en 1167) plantea una primera respuesta: “Mira: a cada individuo le voy a hablar”. Con estas palabras, Ibn Ezra pareciera sugerir que, si bien el mensaje va dirigido a todos, Dios hace un llamado individualizado; convoca a cada uno de los integrantes del pueblo.

El Alshij (Rabí Moshé bar Jaim Alshij, 1508-1593, Safed) avanza un poco más. En su comentario a este versículo afirma: “…no son lo mismo las mitzvot observadas por la mayoría que las observadas por los individuos.” Es decir, tal como insinúa más adelante, no creas que al ser dados al colectivo, cada uno está exento de observar los preceptos.

Si Ibn Ezra planteaba el llamado a cada individuo dentro del colectivo, el Alshij añade que el cambio de persona sirve para reafirmar la responsabilidad de cada individuo en el cumplimiento de las mitzvot. Las mitzvot fueron entregadas a toda la nación, pero su observancia depende de cada uno.
Algunos siglos más tarde, el Jidá (Jaim Iosef David Azoulay, Jerusalem 1724, Livorno, Italia 1804) avanza un paso más en la comprensión del versículo. Para él, la yuxtaposición del singular y el plural significa que “cada individuo debe mejorar y ser un vehículo para influenciar al colectivo”. En otras palabras, la Torá viene a realzar el potencial de cada individuo de impactar sobre la realidad del conjunto.

Esta posición del Jidá confiere a nuestro pasaje una nueva dimensión. No solo el llamado a cada uno, no solo la asunción del compromiso individual de la observancia sino la capacidad de cada ser humano de marcar la diferencia, de modificar al colectivo, de transformar el mundo.

Este mismo espíritu refleja el Talmud (Kidushin 40b): El hombre siempre debe verse a sí mismo como si el mundo fuera mitad culpable y mitad meritorio.  El cumplimiento de una Mitzvá puede inclinar la balanza de todo el mundo hacia el lado del mérito; una transgresión, inclina la balanza de todo el mundo hacia el lado de la culpa.
De acuerdo a este pasaje, cualquier acción, por insignificante que parezca, puede  influir en el destino de la humanidad. Y ese también es el mensaje que aparece al comienzo de nuestra Parashá. El singular y el plural enfatizan la intensidad del llamado: la bendición y la maldición están frente a todos ustedes, pero eres tú (y sólo tú) quien decide.

Torat Adonai Temimá, Meshivat Nafesh, “la Torá de Adonai es íntegra, reconforta el alma”, o como dijera el notable rabino inglés Louis Jacobs (1920-2006,) precisamente porque reconforta el alma, la Torá de Adonai es íntegra.

Shabat shalom,
Por el Rabino Gustavo Kraselnik,
Congregación Kol Shearit Israel, Panamá

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gustavo.... buscando la parasha que proximamente leera mi hijo en su bar mitzva, me dio una alegriahaber visto aquí tu nombre .. espero estes bien. Alguien que te recuerda por los 2 meses que compartimos hace ya algunos años, juntos de viaje x Irael ... ARIEL GERENSCHTEIN.

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